La mejor disposición de cuadros sobre lienzo es la diseñada al detalle y nada improvisada, además de respetuosa con los gustos. El primer consejo es colgar las diferentes imágenes a una altura adecuada, es decir, "de un vistazo". En otras palabras, no es necesario hacer esfuerzos adicionales para apreciar el encuadre, los colores y la profundidad de la imagen. Digamos que, a grandes rasgos, es bueno colgar los cuadros a una altura de un metro y 60-70 centímetros o la altura media de la persona (sin embargo, si piensas observar las impresiones especialmente sentado, esta indicación puede variar hacia abajo). ).
Para una mayor armonía con el contexto, será necesario comprobar la presencia y distancias de esquinas y bordes en el entorno (ventanas, estanterías, etc.). Está claro que lo mejor será optar por disponer los cuadros siguiendo un orden lo más esquemático y geométrico posible. Por ejemplo, si se quiere resaltar la composición de las imágenes colocándolas en un solo lado de la habitación, será necesario intervenir con un 'corrector' que armonice el efecto visual en el otro lado del contexto. Generalmente, cuando vas a ordenar los cuadros siguiendo un orden geométrico, optas por formas como el rectángulo y el cuadrado.
También es bueno prestar atención al tamaño de los muebles: los cuadros no deben colgarse encima de muebles y mesas demasiado pequeñas. En cuanto a los colores, puedes optar por una sustancial continuidad con el resto de la estancia o insertar determinados estampados como elemento rompedor, en clave moderna. En el caso de que en la habitación haya determinados colores que se repitan, optar por cuadros "suministrados" podría ser una elección ganadora en clave armoniosa. Si hay papel pintado o tapices concretos, siempre será bueno enmarcar el lienzo impreso para que resalte lo mejor posible.
